Llegara un momento en tu vida profesional que deberás, sin excusas, elegir entre seguridad y libertad. Hoy en día más que nunca, seguridad es incompatible con libertad.

Nunca más que hoy la seguridad es incompatible con libertad
El retrato robot es simple, común y se repite cada día. Trabajador con cuenta ajena con más de cuarenta años y con experiencia en su profesión se siente desengañado, sin ilusión. Ha comenzado a darse cuenta que después de años en un mismo trabajo, o una misma actividad en distintas empresas, no ha llegado a ningún sitio. Sus metas y objetivos no se han cumplido. Por si fuera poco, la sombra del despido empieza a rondar por su entorno y el miedo se comienza a apoderar de su futuro. ¿Cómo me ha podido pasar esto a mí? Es la pregunta recurrente que muchos se plantean sin encontrar respuesta.
Años de trabajo y esfuerzo apostando por hacerse un hueco en el trabajo, por ganar en reputación, por ser necesario, y ahora se encuentra casi como al principio. Bueno, bastante peor ya que sus gastos y necesidades son importantes. ¿Qué va a ser de mí? Siempre no ha dejado de creer que, en efecto seguridad es incompatible con la libertad y ha asumido está premisa, ha aceptado la renuncia a hacer lo que le hubiera gustado. Pero al final se ha encontrado que ha perdido completamente la seguridad y no sabe como recuperar su libertad.
Pero seguramente lo que le produzca más dolor y desesperanza el darse cuenta que durante muchos años ha dejado de hacer infinidad de cosas distintas que podrían haber marcado radicalmente su futuro. Ha apostado por el caballo equivocado vendiendo su tiempo, sus ocho o mas horas diarias, por poder descansar tranquilo sin preocupaciones de futuro. Y lo que es peor, lo que al final conlleva más dolor y desazón: ha perdido completamente su libertad y no será nada fácil recuperarla.
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